
Elecciones Presidenciales Venezuela 2024:
el voto por el cambio fue robado
Credito de Imagen: Leonardo Fernandez Viloria / REUTERS. Imagen tomada de Telemundo Noticias con fines informativos.
Julio 31, 2024
FRAUDE ELECTORAL EN VENEZUELA: EL MÁS GRANDE DEL ÚLTIMO SIGLO
Las elecciones presidenciales de Venezuela 2024 dejaron al país con una herida profunda. Denuncias de fraude, represión, manipulación y un pueblo que no se quedó callado. Así fue el fraude electoral más descarado del último siglo.
El voto por el cambio fue ignorado, pero no silenciado
En Venezuela, votar es más que un derecho: es un acto de resistencia. Es un grito que dice “aquí estamos, y no nos rendimos”. El 28 de julio de 2024, millones de venezolanos salieron a votar con esperanza, con coraje, con la ilusión una vez más de que su voluntad contara. Pero lo que vino después fue otra página oscura en el libro del poder: el régimen de Nicolás Maduro se proclamó vencedor en unas elecciones que el mundo entero mira hoy con sospecha.
El país entero vibró ese día. Desde la Guajira hasta el Delta, desde las capitales hasta los pueblos más olvidados, la gente se volcó a las urnas. Hubo emoción, hubo lágrimas, hubo alegría contenida. Pero cuando llegó la noche, cuando era hora de contar con honestidad, el sistema volvió a hacer lo que mejor sabe: maquillar resultados y desfigurar la verdad.
Un proceso electoral sin garantías, sin transparencia, sin vergüenza
Las elecciones presidenciales de Venezuela 2024 no fueron limpias, y no lo decimos solo nosotros. El Centro Carter lo dejó claro en su informe: el proceso no cumplió con los estándares mínimos de integridad democrática.
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Medios de comunicación silenciados.
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Oposición perseguida y limitada.
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Votantes en el exterior bloqueados por trabas burocráticas.
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Recursos del Estado usados sin pudor en la campaña oficialista.
Esto no fue una elección: fue una puesta en escena, con guion escrito desde Miraflores y aplausos forzados desde el Consejo Nacional Electoral. Y aunque intenten vestirla de democracia, el pueblo sabe cuándo lo están engañando.
El silencio del día siguiente: un país con el alma apretada
El 29 de julio amaneció con una sensación extraña. Como cuando se pierde algo muy querido. Como cuando el país entero guarda un minuto de silencio, sin pedirlo, sin planearlo. Las conversaciones fueron más cortas, los abrazos más largos. Nadie quería decirlo en voz alta, pero todos lo sentían: algo nos arrebataron otra vez.
En los hogares se vivía un duelo invisible. La gente caminaba con una mezcla de tristeza, rabia y resignación. No era solo decepción, era dolor. El dolor de haber creído, de haber participado con el corazón, y de haber recibido, una vez más, un golpe en el alma.
Pero también, en medio de esa tristeza, se encendía una llama. Pequeña, sí, pero viva. Porque si algo ha demostrado este pueblo es que no hay fuerza que apague un corazón que arde por libertad.
La oposición habló claro: “El pueblo votó, pero le robaron el futuro”
María Corina Machado lo dijo sin pelos en la lengua: el régimen nunca jugó limpio. Y Edmundo González Urrutia, el verdadero presidente de Venezuela, fue contundente:
“La gente votó por un cambio. Lo vimos. Lo sentimos. Pero lo secuestraron.”
No fueron solo palabras: fue una denuncia con fuerza, respaldada por miles de testigos y millones de corazones que ese día latieron al mismo ritmo. Las imágenes de las colas, de los abrazos, de los votos marcados con fe… no se pueden borrar tan fácil.
¿Y ahora qué? Decepción, sí… pero también coraje
En las casas venezolanas se siente la frustración. En los barrios, se comenta con rabia. En las redes, la indignación no para. Pero hay algo que nunca han podido matar: el coraje de un pueblo que no se arrodilla.
Sí, fue un golpe duro. Otro más. Pero la lucha por un país libre no se termina con un boletín amañado. Desde la comunidad internacional ya se escuchan las alertas, los rechazos, las exigencias de respeto a la verdadera voluntad popular. Y aunque desde afuera se ve lejos, aquí adentro se siente más vivo que nunca.
Porque mientras haya un venezolano que sueñe, habrá futuro.
Y mientras haya injusticia, habrá quien la denuncie.
Venezuela no se rinde
Estas elecciones demostraron algo importante: el pueblo no está dormido. Está despierto, está claro, y aunque lo quieran ignorar, no se calla. Cada voto fue una semilla. Y aunque hoy no floreció como debía, mañana puede ser otra historia.
La noche del 28 y los días que siguieron no fueron solo de silencio. En distintas zonas del país, las cacerolas comenzaron a hablar. Primero tímidas, luego con fuerza. Desde balcones, ventanas y callejones, el metal sonó como grito colectivo. Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Mérida… la rabia se convirtió en eco, en golpe de cucharón, en protesta legítima.
La gente salió, aún con miedo, a decir “¡Esto no es justo!”. Se sintió en la piel, en la garganta, en el pecho. Porque aunque pretendan cerrar el capítulo con cifras maquilladas, el pueblo escribió otra historia: la de quienes no se conforman, la de quienes luchan incluso cuando parece que todo está perdido.
Es que este país no se rinde. En Guayoyo 58, seguimos colando la verdad, gota a gota, como buen café. Porque informar también es resistir.
Y porque Venezuela merece mucho más que un fraude con uniforme.
Autor: IVAN FARIA
Links de referencia
CNN en español: Resumen y resultados de las elecciones en Venezuela 2024
Centro Carter: Declaración del Centro Carter Sobre la Elección en Venezuela
Credito de Imagen: Leonardo Fernandez Viloria / REUTERS. Imagen tomada de Telemundo Noticias con fines informativos.