Reclutamiento forzoso tiñe de miedo todo Venezuela

Reclutamiento forzoso tiñe de miedo todo Venezuela

Imagen publicada originalmente por Martin Grippo en France 24. Uso editorial y con fines informativos.

25 de Agosto, 2025

Vecinos denuncian que desde oriente hasta occidente el Ejército arrastra a jóvenes para la milicia

Miedo que recorre el país

“No hay esquina segura, ni calle donde mirar tranquilo.” Desde Bolívar hasta Zulia, pasando por Amazonas, Delta Amacuro, Guárico y Lara, los reportes son similares: el Ejército se lleva a los jóvenes de la calle, del mercado o mientras regresan de estudiar. Camiones militares recorren barrios y pueblos, y la angustia de los padres y familiares crece con cada paso que dan.

Madres, padres y abuelos relatan cómo los operativos generan un terror que no entiende de fronteras ni de regiones. “Cada vez que suena un motor, tememos que sean ellos. No sabemos si nuestros hijos regresarán”, dice una madre en Falcón, con la voz quebrada. La sensación de miedo se ha vuelto parte de la rutina, como la luz del sol o la brisa en la ventana: constante e inevitable.

Cada calle, un patrullaje; cada esquina, un soldado

Salir a comprar el pan o ir al abasto es ahora una prueba de valentía. Militares en cada esquina, retenes en cada cruce, observando y evaluando a quienes caminan por las calles. Jóvenes que antes jugaban en la calle ahora caminan con la cabeza gacha, y familias enteras viven con la incertidumbre de no saber si hoy regresarán de sus quehaceres diarios.

Un vecino en Bolívar explica: “Es como vivir en un país ocupado. Cada patrulla puede detenerte, y cada camioneta militar es una amenaza latente.” Esta militarización del día a día convierte barrios y comunidades enteras en zonas de tensión, donde la vida cotidiana se mezcla con la vigilancia constante.

Voces que se alzan pese al miedo

A pesar del terror, las familias no se rinden. Organizaciones de derechos humanos, líderes comunitarios y vecinos valientes documentan los casos, denuncian las violaciones y buscan visibilizar la situación ante la opinión pública y la comunidad internacional.

“Cada joven que se llevan es un hijo de todos nosotros, y no podemos quedarnos callados”, asegura una madre en Amazonas, coordinando con otras familias para exigir justicia y protección para sus hijos.

Un problema nacional

No es un hecho aislado. Desde oriente hasta occidente, el patrón se repite: el Ejército arrastra a los jóvenes y el miedo se queda con la población. Los vecinos denuncian que el reclutamiento forzoso no solo engrosa la milicia, sino que siembra terror y controla comunidades enteras, afectando la vida cotidiana de todos.

La resistencia sigue viva

A pesar de la represión, el espíritu del pueblo venezolano resiste. Cada denuncia, cada testimonio y cada registro es un acto de valentía. Los vecinos esperan que la presión internacional y la solidaridad interna generen un cambio real, y que sus hijos puedan vivir sin miedo, caminando libremente por sus barrios.

“El miedo no puede apagar la esperanza. Seguiremos luchando por nuestros hijos, por nuestra gente y por la democracia,” concluye una madre en Zulia, con lágrimas de rabia y fuerza al mismo tiempo.

Autor: Ivan Faria

Guayoyo 58
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