María Corina Machado gana el Premio Nobel de la Paz: un café con olor a libertad recorre Venezuela

María Corina Machado gana el Premio Nobel de la Paz

Octubre 11, 2025

Un café con olor a libertad recorre Venezuela

Entre lágrimas, orgullo y esperanza, el país celebra a su manera

Desde temprano, el rumor corrió como pólvora por las calles, los abastos, las oficinas, los grupos de WhatsApp. “¡María Corina ganó el Nobel de la Paz!”. Y de pronto, Venezuela amaneció distinta. Entre lágrimas y emoción, la gente se abrazó, levantó el teléfono, compartió un café con olor a libertad y dijo con la voz entrecortada: “¡Lo logramos, vale!”

He sido testigo de cómo hoy el café de la mañana tiene otro sabor —uno que huele a justicia, a resistencia, a ese país que no se rinde aunque lo intenten silenciar. En las esquinas, en los mercados, en los hogares donde todavía hay velas para alumbrar la esperanza, el nombre de María Corina Machado se pronuncia con orgullo y con fe.

Un movimiento pacífico que desarmó a un régimen armado

El Comité Noruego del Nobel reconoció lo que el pueblo venezolano ya sabía: que su lucha fue siempre pacífica, pero implacable.
María Corina enfrentó, sin armas ni privilegios, a una maquinaria de poder sostenida por la corrupción, el miedo y el narcotráfico.
Su voz —esa que el régimen quiso apagar con persecuciones, vetos y amenazas— se convirtió en una bandera que inspiró a millones dentro y fuera del país.

Su movimiento civil logró lo que pocos creyeron posible: exponer ante el mundo una red de crimen enquistada en el poder, sin disparar una bala, solo con la verdad y la fuerza de la gente.
Mientras otros gobernaban con miedo, ella sembró coraje; mientras ellos alzaban fusiles, ella levantó palabras.

Una victoria del alma venezolana

Hoy, las calles no están llenas de marchas ni de caravanas —pero están llenas de algo más poderoso: dignidad.
El venezolano celebra en silencio, con el corazón apretado, con el pecho hinchado de orgullo, sabiendo que esta vez el mundo sí escuchó.
Que los años de lucha, de exilio, de cárcel y de lágrimas no fueron en vano.

Este Nobel no se celebra con fuegos artificiales, sino con café caliente, con lágrimas sinceras, con la certeza de que la libertad no se impone, se conquista con alma.

El aroma de un nuevo amanecer

María Corina lo dijo una vez: “Nuestro camino es la verdad, nuestra fuerza es la gente.”
Y hoy, esa verdad se siente en cada casa, en cada conversación, en cada lágrima que cae sin vergüenza.
Porque este Nobel no es solo suyo; es de cada madre que resistió, de cada preso que no se quebró, de cada joven que no se fue sin antes soñar con volver.

Venezuela amanece distinta.
Y aunque el régimen intente disimular, el olor a libertad ya se coló por las rendijas del poder.
Hoy, el mundo mira hacia Venezuela… y por fin, el pueblo sonríe.

Autor: Ivan Faria

Guayoyo 58
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