
ONU documenta represión que quema al régimen: Venezuela bajo asedio interno
Septiembre 24, 2025
Detenciones, desapariciones y tortura; la comunidad internacional pide un freno al terror institucional
“El miedo ya no es un rumor, es eco de los pasillos oscuros del Estado.” Así lo evidencia el reciente informe de la Misión Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU, que revela (sin medias tintas) cómo la represión venezolana se agrava en 2025, justo cuando la tensión con Estados Unidos sube como marea alta.
No se trata solo de promesas de liberaciones. La ONU reporta 823 presos políticos, entre ellos mujeres, extranjeros y personas gravemente enfermas. Entre estos, alrededor de 70 se encuentran en condiciones críticas de salud. A pesar de excarcelaciones parciales, la represión no afloja. Detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tratos degradantes y tortura, incluyendo violencia sexual y de género, aparecen como marcas del poder que no cesa.
Militares, sombras y negociaciones rotas
El informe señala que el régimen ha respondido al aumento de la presión diplomática y militar con más represión interna. Las maniobras militares en el Caribe, los entrenamientos de civiles, la militarización de cada espacio público funcionan como advertencia: no habrá tregua para los que se levantan contra el silencio impuesto.
Las instituciones judiciales, lejos de servir justicia, se han convertido en parte de la maquinaria. Jueces que ignoran denuncias, fiscales que no actúan, tribunales que sellan sentencias sin garantías. Es un Estado que usa el miedo como armadura.
El poder tiembla, el pueblo observa
Mientras Maduro y sus allegados siguen negando la realidad —acusando conspiraciones extranjeras, “mentiras” o distorsiones—, los que sufren entienden lo que ese informe expone sin filtros: el poder pierde soberanía moral.
El pueblo, ese que ve las filas militares en sus pueblos, que siente detenidos a vecinos, familiares, activistas, entiende que la represión ya no puede esconderse tras discursos oficiales. Hay canciones calladas, lágrimas silenciosas, pero también una rabia que crece.
Luz que no se apaga
Aunque gobierno y fuerza militar intentan sembrar miedo, los testimonios de la ONU demuestran algo claro: la voz de quienes luchan sigue viva.
No hay liberaciones suficientes, no hay excusas que tapen las torturas, pero la resistencia crece en cada denuncia. Cada testimonio, cada nombre, cada familia que exige respuestas, es un trozo de libertad que no podrán arrebatar.
En esa lucha, está la esperanza de que un día no lejos, el país reconozca ante sí mismo que se puede vivir sin miedo, sin cadenas, sin represión.